Páginas

miércoles, 2 de octubre de 2013

Disfruta del momento… paso 30: Vigila tu dinero

 
JA, JA, JA… el paso de hoy trae guasa. Porque en los tiempos que nos está tocando vivir, no es que vigilemos nuestro dinero, es que lo tenemos controlado en todo momento, contado, recontado y hasta guardado bajo mil llaves. Vamos que aquello de …”¡anda, qué suerte me he encontrado un billete de mil en el bolsillo del pantalón al irlo a meter en la lavadora!” . Sí, de mil pesetas, de cuando no estábamos tan achuchados que nos “olvidábamos” de ese billetito guardado en unas prisas y que al encontrárnoslo perdíamos el culo (ups, digo el pompis) en gastárnoslo en un caprichito o en unas cañas con los amigos a los que hasta invitábamos!! Total nos lo habíamos encontrado

Pero mucho han cambiado las cosas y me parece a mí que éste librito mío fue escrito en la época de las vacas gordas, cuando no estábamos pendientes a últimos de mes de si nos adelantaban un recibo y todavía no habíamos cobrado la nómina, cuando abríamos el grifo y lo dejábamos correr como si aquello fuera gratis, cuando se pedían créditos para irse de vacaciones, cuando…
El caso es que entonces éste paso sí nos (me) hubiera servido para “tomar contacto con el presente” tal y como era el objetivo que se pretendía conseguir al seguirlo.
En fin, ya que hemos (he) llegado hasta aquí, os lo cuento por si alguien (que alguien tiene que haber visto que según oí hace no mucho el comercio de gran lujo se incrementó el año pasado en un 10% y se prevé que se va a incrementar un 15% este año!!) no lo sigue al pie de la letra sin que le haga falta que se lo cuenten.
El caso es que la forma en la que gastamos (gastábamos) nuestro dinero refleja (-aba) la forma en que valoramos tanto el dinero como lo que nos ha costado ganarlo. Y el ser conscientes de ello, nos puede hacer recapacitar y empujarnos a cambiar si lo que hemos descubierto no nos gusta.
 
 
Y como ejercicio propone que durante un mes guardemos todas las facturas en el monedero atadas con una goma y con otra goma atemos las tarjetas de crédito y el dinero en efectivo. Así cada vez que abramos el monedero para pagar algo, primero veremos las facturas que nos recordarán todos los gastos que tenemos y que nos harán recapacitar en si nos conviene o no hacer un gasto más. Si tras ello, cerramos los ojos y seguimos adelante, la otra goma que sujeta nuestro dinero y tarjetas, nos dará otro toque de atención para que recapacitemos.
De esta forma, antes de comprar sin ton ni son, tendremos tiempo para pararnos a pensar en si éste mes hemos tenido demasiados gastos o no, en si realmente necesitamos lo que vamos a comprar o si sólo es un capricho.
Por tanto este paso nos haría apreciar tanto lo que valen las cosas como lo que nos ha costado ganar el dinero para comprarlas.
 

Pero claro, eso era antes. Hoy que estamos en época de vacas flacas yo creo que ninguno necesitamos ver físicamente las facturas para ser consciente de ellas, ya que todos las tenemos en mente día y noche. Y creo hablar también por boca de todos cuando digo que a la hora de comprarnos algo nos lo hemos pensado muy bien antes. Miramos, remiramos, comparamos precios, nos lo pensamos, lo valoramos y …
Vamos que lo que se pretendía con este paso para Disfrutar del Momento era traernos a la realidad, que la valoráramos y la apreciáramos y que por tanto disfrutáramos tanto del dinero en el bolsillo como del gastado con cabeza y de lo que hubiéramos comprado con él.
Sin embargo, creo que como yo la gran mayoría a la hora de gastarse el dinero más que Disfrutar del Momento, lo que hará será Sufrir el Momento de decidir en qué de todo lo que realmente necesita se lo puede gastar. Y si en algún momento nos damos un caprichito gastándonoslo en algo que no necesitamos del todo, en vez de disfrutarlo como hacíamos antes, ahora lo que pasa es que nos sentimos culpables.
Así que este paso no está muy indicado hoy en día para Disfrutar del Momento Presente ya que más de uno estamos deseando que vuelvan aquellos tiempos en los que si necesitábamos unas monedas sólo teníamos que buscar un poco por casa que en algún sitio las íbamos a encontrar por ahí perdidas.
¡Qué buenos tiempos aquellos! ¿verdad?
Besazos!!
¿Quieres recordar el paso anterior? Ve al paso 29: Razones para existir
 
 
 
 


2 comentarios:

  1. La verdad es que si que deberiamos hacer lo de atar los tickets y las tarjetas... yo por lo menos!
    Que luego muchas veces no me acuerdo de lo que he comprado hasta que llega la factura... :O
    O directamente meter las tarjetas en el congelador! jajaja
    Un besote.
    Marta ;)

    ResponderEliminar
  2. A mi eso de meter la tarjeta en el congelador me parece una gran idea ;)

    ResponderEliminar