¿Cuantas veces no hemos contado hasta DIEZ para ver si así se nos pasaba un
poco la mala host…ia y evitar lanzarnos a la yugular del causante de tal
monumental cabreo?
Es algo que hacemos muy a menudo para evitarnos
problemas y porque … salvo que seas un vampiro,
no está muy bien visto que vayas dando mordiscos a yugulares así como así.
Sin embargo, pocas veces nos paramos a contar
siquiera hasta CINCO antes de decir
algo. Simplemente hablamos primero y
pensamos después. Y una vez que salen las palabras de nuestra boca, es
imposible hacer que vuelvan a ella.
Vamos por la vida diciendo y haciendo cosas al
primer impulso, reaccionando instantáneamente a lo que vemos, oímos, nos pasa,
con lo cual no nos da tiempo a asimilar las cosas. Es como si fuéramos en modo ACCIÓN → REACCIÓN.
Luego claro, así cualquiera se acuerda luego de las
cosas si hemos ido todo el día en automático. Y lo que es peor, al ir en
automático muchas veces se nos escapan
cosas que no queríamos decir, ups!!
Y de eso se trata este paso: de que durante un día,
ante de decir o hacer cualquier cosa, nos esperemos CINCO SEGUNDOS y pongamos atención a lo que íbamos a decir o hacer,
qué se nos estaba pasando por la cabeza en ese momento, qué sensaciones
tenemos. Y sobre todo, qué resultados produce esa espera, ¿seguimos queriendo
decir o hacer lo que nos iba a salir en el primer impulso?, ¿ahora que somos
conscientes de lo que íbamos a decir o hacer hemos cambiado de opinión?, ¿por
qué?
No sé a vosotros, pero a mí este paso me ha
resultado muy esclarecedor. Me he dado cuenta de que soy demasiado impulsiva,
de que suelo decir o hacer las cosas sin pensarlas antes, con toda la buena
intención del mundo pero impulsivamente y luego resulta que hay veces en las
que si me hubiera quedado calladita con una sonrisa en la boca, me hubiera ido
mucho mejor.
Más de una vez, cuando tenía ya las palabras en la
punta de la lengua y a punto de decirlas, me he parado esos CINCO SEGUNDOS a ver qué iba a decir, a
quién se lo iba a decir, cómo podía ser interpretado y… he cerrado la boquita,
y me he guardado para mí lo que pensaba decir.
Ahora, tras varios días ejercitándome, observo que
la mayoría de las veces ya no hablo primero y pienso después, sino que se está
empezando a revertir el proceso. Es como si hubiera aparecido una pequeña Isabelita censora que me llama la
atención para que sea consciente de lo que voy a decir y cómo lo voy a decir.
Al ser consciente de lo que hago, al no ir en modo
automático ACCIÓN → REACCIÓN, soy consciente del Presente.
Y no sólo eso, sino que ahora Disfruto
más del Momento ya que al no decir o hacer ciertas cosas de forma
impulsiva, evito los Malos Momentos, y al haber menos Malos Momentos hay más
oportunidades de tener más Buenos Momentos que Disfrutar, je, je, je.
Vamos que hasta estoy aplicando esta regla de los CINCO SEGUNDOS también
para la escritura: nada de enviar email, whatsappp, line o lo que sea sin antes
volverlo a leer para comprobar que lo que quiero decir está bien dicho y no
puede haber malas interpretaciones, o si no será mejor esperar un poco más a
ver si dentro de un rato sigue mereciendo la pena enviar lo escrito, je, je,
je.
Y vosotras, ¿vais a poner en práctica de la regla de los CINCO SEGUNDOS?
Besazos!!
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