Los seres
humanos somos capaces de comunicarnos mediante el lenguaje hablado, una característica que nos diferencia del resto
de los animales. Y gracias a este lenguaje hablado somos capaces de mentir, otra característica que nos
diferencia de los animales (aunque he oído de estudios en los que se apunta que
algunos animales sí son capaces de “engañar”). Sin embargo, gracias a series como Lie to Me todos hemos descubierto que los gestos comunican más
información de nosotros que nuestras palabras, que a fin de cuentas nuestra
parte animal nos acaba delatando siempre.
Y es que salvo casos excepcionales, a todos sin
excepción nos delatan nuestros gestos. Aunque claro, no todos sabemos leer o
interpretar dichos gestos, si es que llegamos a verlos.
Porque esa es otra, en este mundo de whatsapp, facebook, twitter, instagram, etc., estamos empezando a perder el contacto visual, el
tú a tú, el face to face hasta tal
punto que … ¿quién no ha visto hoy en día a un grupo de adolescentes o una
pareja que en vez de estar charlando entre ellos, mirándose a la cara, a los
ojos, tienen la vista fija en la pantalla del móvil?
¡¡Vamos que seguro que se están “wasapeando” entre ellos!!
Y si podemos mentir con el lenguaje oral, ¿¿qué no
podremos mentir con el lenguaje escrito?? Y lo que es peor, ¿¿qué de
malentendidos no podrá ocasionar??
Por eso debemos retomar la comunicación visual,
para conectar con nuestro interlocutor y saber interpretar lo que realmente nos
está diciendo y hasta sentirlo.
Ya me diréis qué es mejor:
a) ¿mirar
a los ojos a nuestra pareja y decirle “te
quiero”? Y que os responda con un
beso y un “yo a ti también”.
b) ¿enviarle
un whatsapp que diga: I ♥ U, para que nos responda: ME2?
Ja, ja, ja, seguro que la mayoría ha elegido la opción B. ¡¡Me juego lo que sea!!
(Por cierto,
ya sabéis que ME2 –me too- significa “Yo
también ME quiero”, ¿no? :-P)
Pero bueno, de lo que se trata es de que retomemos
el contacto visual para poder disfrutar de la compañía de los que nos rodean y
para así Disfrutar del Momento juntos.
Y para ello el ejercicio
que acompaña a este paso consiste en que durante un día entero intentemos
establecer contacto visual con toda persona con la que nos crucemos, tanto
conocidos como desconocidos, y observar qué es lo que ocurre, cómo nos sentimos
al mirar a los ojos a la gente.
Yo reconozco que lo he tenido que intentar durante
más de un día y que todavía ando en ello. Ya que ¡he descubierto que aunque mire a la gente no la suelo ver y… que no suelo mirar a los ojos
sino a la cara!
Me cuesta horrores mirar a los ojos a la gente con
la que me cruzo por la calle, me siento violenta, me da mucho corte, lo
considero un gesto muy “íntimo” y, por ello, cuando la otra persona me devuelve
la mirada rápidamente la retiro. Supongo que será por aquello de que los ojos son el espejo del alma y no
creo que haya que dejar que te vea el alma todo el mundo :-P.
Sin embargo, sí que me voy a proponer empezar a ver a la gente, a fijarme en su lenguaje
gestual, en darle tanta o más importancia al mensaje que me llegue a través de
los ojos, que el que me llega a través de los oídos. Porque las palabras engañan, pero los gestos
no.
Y vosotras, ¿soléis mirar a los ojos o mantenéis
fija vuestra mirada en la pantalla del móvil?
Besazos!!
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