JA, JA, JA… el paso de hoy trae guasa. Porque en
los tiempos que nos está tocando vivir, no es que vigilemos nuestro dinero, es
que lo tenemos controlado en todo momento, contado, recontado y hasta guardado
bajo mil llaves. Vamos que aquello de …”¡anda,
qué suerte me he encontrado un billete
de mil en el bolsillo del pantalón al irlo a meter en la lavadora!” . Sí,
de mil pesetas, de cuando no estábamos tan achuchados que nos “olvidábamos” de
ese billetito guardado en unas prisas y que al encontrárnoslo perdíamos el culo
(ups, digo el pompis) en gastárnoslo en un caprichito o en unas cañas con los
amigos a los que hasta invitábamos!! Total nos lo habíamos encontrado…
Pero mucho han cambiado las cosas y me parece a mí
que éste librito mío fue escrito en la época de las vacas gordas, cuando no
estábamos pendientes a últimos de mes de si nos adelantaban un recibo y todavía
no habíamos cobrado la nómina, cuando abríamos el grifo y lo dejábamos correr
como si aquello fuera gratis, cuando se pedían créditos para irse de
vacaciones, cuando…
El caso es que entonces éste paso sí nos (me)
hubiera servido para “tomar contacto con
el presente” tal y como era el objetivo que se pretendía conseguir al
seguirlo.
En fin, ya que hemos (he) llegado hasta aquí, os lo
cuento por si alguien (que alguien tiene que haber visto que según oí hace no
mucho el comercio de gran lujo se
incrementó el año pasado en un 10% y se prevé que se va a incrementar un 15% este año!!) no lo sigue al pie de la letra sin que le
haga falta que se lo cuenten.
El caso es que la forma en la que gastamos (gastábamos) nuestro dinero refleja (-aba) la forma en que valoramos tanto
el dinero como lo que nos ha costado ganarlo. Y el ser conscientes de ello, nos
puede hacer recapacitar y empujarnos a cambiar si lo que hemos descubierto no
nos gusta.
Y como ejercicio propone que durante un mes
guardemos todas las facturas en el monedero atadas con una goma y con otra goma
atemos las tarjetas de crédito y el dinero en efectivo. Así cada vez que
abramos el monedero para pagar algo, primero veremos las facturas que nos
recordarán todos los gastos que tenemos y que nos harán recapacitar en si nos
conviene o no hacer un gasto más. Si tras ello, cerramos los ojos y seguimos
adelante, la otra goma que sujeta nuestro dinero y tarjetas, nos dará otro
toque de atención para que recapacitemos.
De esta forma, antes de comprar sin ton ni son, tendremos
tiempo para pararnos a pensar en si éste mes hemos tenido demasiados gastos o
no, en si realmente necesitamos lo
que vamos a comprar o si sólo es un capricho.
Por tanto este paso nos haría apreciar tanto lo que
valen las cosas como lo que nos ha costado ganar el dinero para comprarlas.
Pero claro, eso era antes. Hoy que estamos en época
de vacas flacas yo creo que ninguno
necesitamos ver físicamente las facturas para ser consciente de ellas, ya que
todos las tenemos en mente día y noche. Y creo hablar también por boca de todos
cuando digo que a la hora de comprarnos algo nos lo hemos pensado muy bien
antes. Miramos, remiramos, comparamos precios, nos lo pensamos, lo valoramos y
…
Vamos que lo que se pretendía con este paso para Disfrutar del Momento era traernos a la
realidad, que la valoráramos y la apreciáramos y que por tanto disfrutáramos
tanto del dinero en el bolsillo como del gastado con cabeza y de lo que
hubiéramos comprado con él.
Sin embargo, creo que como yo la gran mayoría a la
hora de gastarse el dinero más que Disfrutar
del Momento, lo que hará será Sufrir
el Momento de decidir en qué de todo lo que realmente necesita se lo
puede gastar. Y si en algún momento nos damos un caprichito gastándonoslo en algo que no necesitamos del todo, en
vez de disfrutarlo como hacíamos antes, ahora lo que pasa es que nos sentimos culpables.
Así que este paso no está muy indicado hoy en día
para Disfrutar del Momento Presente
ya que más de uno estamos deseando que vuelvan aquellos tiempos en los que si
necesitábamos unas monedas sólo teníamos que buscar un poco por casa que en
algún sitio las íbamos a encontrar por ahí perdidas.
¡Qué buenos tiempos aquellos! ¿verdad?
Besazos!!
La verdad es que si que deberiamos hacer lo de atar los tickets y las tarjetas... yo por lo menos!
ResponderEliminarQue luego muchas veces no me acuerdo de lo que he comprado hasta que llega la factura... :O
O directamente meter las tarjetas en el congelador! jajaja
Un besote.
Marta ;)
A mi eso de meter la tarjeta en el congelador me parece una gran idea ;)
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