Sábado:
Como viene siendo habitual en las últimas clases, Víctor empieza las dos primeras horas hablándonos las características generales de las décadas que tocan que hoy son las de los 50s y 60s.
La verdad es que cada vez me gusta más esta parte de la clase, aunque en ella no cojamos una brocha sino el boli para tomar apuntes.
Hoy con los 50 me he quedado alucinada y la verdad es que, pensándolo ahora fríamente, no debería estarlo tanto.
El caso es que en todas las pelis y series de los 50 o basadas en los 50 siempre salen mujeres perfectas, esposas perfectas, madres perfectas y… perfectamente arregladas (vestidas, peinadas, maquilladas). Y no sé por qué había asumido que eso era algo irreal, que era mera ficción cinematográfica. Vamos, como los anuncios de todas las épocas: ¿quién friega los suelos con zapatos de tacón?, ¿quién cocina vestida con sus mejores galas?
Pues eso, que alucinada me he quedado cuando no solamente Víctor nos dice que eso era real, que el objetivo vital de la mujer de los 50 era casarse, quedarse en casa y ser la madre y la mujer perfecta, sino que al llegar a casa cojo el libro MODA de Charlotte Seeling que me compré el otro día y leo…
“… una mujer casada con obligaciones sociales tenía que cambiarse de ropa SEIS o SIETE veces al día, adaptando al caso los accesorios de maquillaje y el peinado”.
“La mujer no se hubiera presentado sin maquillar ni ante el cartero y, mucho menos ante el marido. Prefería levantarse una hora antes que él para aplicarse la “máscara” de maquillaje y desenredarse, cardarse y fijarse el cabello hasta estar irreconocible. Es posible que algunos hombres no llegaran a ver nunca el verdadero rostro de sus esposas, que sólo se quitaban el maquillaje una vez que éstos ya se habían dormido o, después de una sesión interminable del cutis, se acicalaban con un maquillaje de noche para las horas íntimas de la pareja.”
Increíble el trabajo físico y psicológico que debía de suponer el estar perfecta las 24 horas del día. Sobre todo teniendo en cuenta que las divas de la época como Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, Ava Gardner, Rita Hayworth, … les habían puesto el listón tan alto. ¡Menudos bellezones!
Claro que como siempre suele pasar, tras una época de moderación llega otra de excesos y de ellos estuvieron llenos los 60s, los años del “sexo, drogas y rock & roll”, en los que el icono por antonomasia ya no fue una actriz, sino una modelo: Twiggy.
Y lo genial de estas clases es que además de Víctor las va salpicando con títulos de películas tanto clásicas como actuales para que vayamos viendo todo lo explicado tanto en cuanto a la forma de vida, a la mentalidad de la época, como en cuanto a vestuario, maquillaje y peluquería.
El caso es que me estoy haciendo con una lista de títulos de lo más interesante y variada, que tengo la intención de ir consiguiendo de una forma u otra para ver con “otros ojos”. Porque aunque la mayoría de las películas las he visto (algunas hace siglos), las vi como mero entretenimiento y diversión y no como “documento gráfico” para entender una época.
Tras la parte teórica y el descanso, Víctor nos hace una demo de maquillaje de los 50s y otra de los 60s, para que después practiquemos nosotras como el otro día: un ojo de los 50s, el otro de los 60s y la boca de los 50s.
Domingo:
Como afortunadamente el viernes que viene es fiesta, me permito el lujo de darme un día de descanso de los tropecientos face charts que tenemos que hacer para el trabajo de Historia del Maquillaje (los maquillajes con “modelo” y las fotos me están resultando más difíciles por falta de tiempo y de “modelo”) y me zambullo en la lectura de MODA que está resultando ser un libro interesantísimo.
NO TE OLVIDES DE QUE…¡¡¡ESTOY DE SORTEO SCRAP-NAVIDEÑO!!!