Sábado:
Para sorpresa de todos hoy empezamos con Peluquería de Plató, ¿qué pasó con las
clases que nos tenían que dar para recuperar lo no dado?
Parece ser que, por problemas de agenda de
los profesores, las daremos una vez finalicemos este módulo. ¡¿…?!
En fin, Noelia, la profesora que nos va a dar
este módulo durante las próximas 8 semanas, comienza explicando un poco por
encima las particiones o secciones
en las que se puede dividir la cabeza a la hora de peinar. Después nos explica
cómo poner los rulos y … hala a practicar con cabezas. ¡Menos mal empezamos con
cabezas de muñecas y no humanas! Ja, ja, ja.
Así, sin más nos hemos de lanzar a la
piscina. No sé el resto qué experiencia tendrá, pero lo que es yo… nula.
Hace tiempo que tengo claro que a la hora de
peinarme por las mañanas es mi pelo el que manda y no yo, con lo cual… espuma o
gel, difusor y horquilla allá donde desee él que no donde yo quiera ponerla.
Con lo cual cuando se me acerca Noelia y me
pregunta que qué quiero hacer… me quedo a cuadros. Ni idea, si no sé ni
peinarme, ¡¿cómo voy a saber lo que tengo que hacer y menos con rulos?!
Me parece a mí que así como cambié el chip a
la hora de ver las revistas de moda de irme fijando en los maquillajes, voy a
tener que dar un paso más y fijarme también en los peinados y en cómo se
harían.
Y es que cada cosa nueva que damos, hace que tenga que replantearme una y otra vez
cómo mirar muchas cosas, y no sólo eso sino también cómo pensar. He de cambiar
la perspectiva de muchas cosas y … en ocasiones está resultándome duro.
Afortunadamente Noelia me da unas
indicaciones de lo que podría hacer, pero entre que no hay rulos para todos y
que me resulta complicadísimo hay un momento en el que estoy a punto de tirar
la toalla.
Menos mal que llega el descanso y a la vuelta
Noelia nos dice que ya hemos terminado con rulos, que a fin de cuentas hoy en
día no se utilizan prácticamente para nada, pero que teníamos que tener unos
conocimientos básicos por si en algún momento se nos requería que los
utilizáramos.
Así que comenzamos con el secador, cómo cogerlo correctamente, el
diferente ángulo con el que debemos llevar el cabello con el cepillo para que
nos coja un determinado volumen o ninguno, o hacia dónde queramos que vaya el
pelo, …
Y como antes, vuelta a lanzarlos al ruedo con
nuestras cabezas. Aquí la verdad es que empiezo a disfrutar, esto ya me gusta
más que los rulos y hasta llego a creer que se me da bien. Claro, hasta que
termino y viene Noelia a corregir mi trabajo. Momento en el que me hundo en la
miseria cuando tiene el tino de ir a abrir el cabello justamente donde
confluían las particiones y se notan!!
Aunque luego a la hora de enseñarme a
trabajarlas para que no se noten descubre que es que ha tenido el “tino” de
abrir por justamente las 3 ó 4 que no habían quedado bien porque la cabeza
tenía remolinos, y que en el resto no se nota en ninguna de las capas que los
mechones estén separados… ya es demasiado tarde, mi moral está minada.
Es que mi relación con el pelo ha sido
siempre muy conflictiva y el pensar que quizás a partir de ahora pudiera
empezar a funcionar, para que en un principio resultara que no… aunque luego
fuera que casi, casi que sí…
En fin, que me parece que voy a tener que
esforzarme bastante para que nuestra relación se salve, je, je, je.
Total que tras explicarme cómo conseguir que
en las zonas de remolinos las particiones no se noten, así es como queda “mi
cabeza” (por cierto, que ya le comenté según la peinaba que tenía el cabello
muy mal y las puntas muy secas, que a ver si se lo cuidaba más ;-D).
A ver si para el próximo día recupero un poco
la moral perdida, cambio el chip y consigo empezar a disfrutar de la peluquería
tanto como disfruto del maquillaje.