Y digo “intenta” pese a que mi librito me diga categóricamente que “condicione mis sueños”. Porque ya sabemos todos que una cosa es lo que una conscientemente se proponga y otra muy diferente lo que lo que a nuestro subconsciente le dé la gana de hacer, ¿o no?
Vamos que, ¿quién no ha tenido un lapsus lingüe o algún gesto que en un momento de despiste haya delatado sus más íntimos pensamientos?
Pues eso, el subconsciente haciendo de las suyas, no se sabe si para ayudarnos a dar ese paso que no nos atrevemos o… haciéndose el graciosillo para meternos en un apuro y ver cómo salemos de él, ja, ja, ja.
¿Se pueden condicionar?
Pues parece que sí, que si tenemos alguna cuestión que nos esté preocupando, o algún problema que no acabamos de solucionar, o una decisión que no acabamos de tomar, … si antes de dormirnos pensamos en ello y le pedimos a nuestro subconsciente que nos ayude por medio de un sueño “esclarecedor”, a la mañana siguiente o si nos despertamos en medio de la noche y recordamos algún sueño que lo apuntemos en un cuaderno que hayamos dejado en la mesilla.
Así veremos después al leerlo que, efectivamente, nuestro subconsciente nos ha dado la solución.
A eso se le llama “condicionar los sueños”.
Pero claro, la teoría es muy fácil de contar, pero de ahí a ponerla en práctica cuando se tiene un subconsciente con personalidad propia como es el mío… ¡eso ya es otro cantar!
Porque mi mundo onírico debería de ser objeto de estudio. Eso sí, ni idea de por qué rama de la ciencia.
El caso es que, efectivamente, cuando en alguna ocasión le he estado dando vueltas en la cabeza a algún problema, sin proponérmelo conscientemente (como dice mi librito) he soñado con ello y más de una vez me he levantado con la solución del problema o una decisión tomada.
Pero eso ha sido porque mi subconsciente, graciosamente, se ha dignado a darme la solución motu proprio. No porque se haya sentido “coartado” a hacerlo.
Pero esas son las menos veces, la gran mayoría de las veces, lo que os decía: mis sueños son dignos de estudio porque …
1. A veces, son tan estrambóticos que yo creo que si le vendiera el guion a Pedro Almodóvar, éste hacía una de las mejores películas de su vida!!
Además aparecen en ellos lugares y gente que no sé de dónde han podido salir. Y si me despierto en medio de la noche, al volverme a dormir sigo el hilo del sueño.
2. Otras, mis sueños son tan reales y tan vívidos que al recordarlos dudo si lo sucedido en mi sueño ha ocurrido realmente o sólo ha sido un sueño. Y reconozco que más de una vez he deseado quedarme a vivir en alguno de esos sueños.
3. Cuando no se trata de pesadillas, que esas ya son “historias para no dormir”. ¡Y eso que no veo películas de miedo que me dan mucho miedito! Así que no tengo ni idea de dónde sacará mi subconsciente el material para crear y alimentar mis pesadillas.
Porque además, así como muchísima gente apenas recuerda sus sueños, yo casi siempre los recuerdo. Y si algún día no recuerdo haber soñado, pero pasa algo durante el día me trae “algo” a la cabeza… empiezo a tirar del hilo y soy capaz de recordarlo casi por completo: trama, personajes, sensaciones, sentimientos,…
El caso es que si todo ello procede de mi subconsciente, la verdad es que debería de mandarlo al psicólogo porque para mí que lo tengo un pelín perjudicado.
Y llegados a este punto me pregunto yo: ¿y qué tiene que ver (intentar) condicionar mis sueños con Disfrutar del Momento?
Ni idea, para mí que aquí ha patinado un pelín mi librito.
Y vosotras, ¿sois capaces de condicionar vuestros sueños?, ¿vuestros sueños son tan raritos como los míos o soy yo la que soy rarita? Ja, ja, ja.
Besazos!!
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