Muy
buenas!!
Tras
el alto en el camino que hicimos la semana pasada para recordar los pasos que
hemos dado hasta ahora y ver si y cómo estamos asimilando las lecciones
aprendidas, nos ponemos en pie con energías renovadas para dar un pasito más.
¡Animo, chic@s!
Y
retomamos el camino con la vista puesta en nuestro corazón, bueno más que en él
en las personas que lo ocupan.
Empezaré
partiendo de un “pequeño” ejemplo para luego llevarlo a un nivel “más elevado”.
¿A
quién no se le ha muerto una mascota? Y, ¿quién no ha dicho o ha oído decir: ya no quiero otro perro, gato, … que luego
cuando se mueren lo paso muy mal?
Vale,
en ese momento de dolor se puede entender esa afirmación porque… ¡hay que ver
lo que se hacen querer los jodíos bichejos! Pero… también hay que pararse a
pensar en los buenos momentos que nos han dado, el amor incondicional que nos
dan, la compañía que nos hacen, la alegría que nos dan.
Sí,
es muy triste cuando se van, pero si no volviéramos a tener otra mascota (que
nunca será una sustitución pues cada una es única y especial, como lo es cada
persona) no volvería a llenársenos el corazón de amor y alegría, no sentiríamos
esa sensación de que nos va a estallar el pecho de felicidad.
Porque
si por no volver a sufrir, no queremos volver a amar, nos quedaremos vacíos
porque habremos dejado de sentir, y al dejar de sentir dejaremos de Vivir, de Disfrutar la Vida.
Aquí
ya es cuando he pasado al nivel “más elevado” porque lo que sirve para esos
adorables bichejos, sirve también para las personas que nos rodean, que llegan
en un momento dado a nuestra vida y unas veces se quedan y otras se marchan, o
somos nosotros los que nos marchamos. Y no estoy hablando sólo de las personas amadas, sino también de las personas queridas.
Y
es que todos tenemos muy claro (bueno algunos no tanto) a las personas que
amamos o hemos amado a lo largo de nuestra vida, pero… ¿nos hemos parado alguna
vez a pensar en aquellas personas a las que queremos?
O
mejor dicho, ¿a quién/es queremos?
Hoy
en día con tanta red social (facebook, twitter, instagram, …) y tanto amigo, seguidor, follower que
parece que tendemos a coleccionarlos, que sólo nos importa el número total de
los que tenemos y hacemos todo lo posible por aumentarlos sin dedicarles, la
mayoría de las veces, el tiempo (ni el interés) necesario para “cuidarlos”.
Por
ello, hay que tomarse de vez en cuando un respiro y dedicar unos momentos a
pensar… de toda esa gente que nos rodea, con la que compartimos nuestra vida de
una forma u otra, de todos ellos, ¿quiénes son los más importantes en nuestra
vida?, ¿a quiénes queremos de verdad?
Porque
la respuesta obvia que a todos se nos viene a la cabeza es…quiero a mi pareja,
quiero a mis hij@s/padres/herman@s/... Pero si reflexionamos al respecto de una
forma más relajada, tomándonos nuestro tiempo para que nuestro corazón hable, veremos
que en nuestra vida hay otra/s personas tanto o más importantes y que hasta que
no nos hemos parado a pensarlo no nos hemos dado cuenta de que las queremos, de
que nos alegran la vida.
Y
es a esa gente, a la que realmente queremos, a quien debemos de dedicarles
nuestra atención, hemos de hacerles saber que les queremos, que son importantes
en nuestra vida. Y muchas veces no hace falta decírselo con palabras, sólo un
pequeño gesto, un detalle o una palabra basta para que esa persona sepa que la
queremos o nos haga saber que nos quiere.
Porque
el querer, el sentirnos queridos ya sea por nuestra mascota, pareja, familia, amigos,
… hace que nos sintamos felices, plenos, vivos.
No
podemos encerrarnos en nosotros mismos para no sufrir, pues ello nos hará estar
muertos por dentro. Y si se está muerto no se siente y sin sentir no se
puede Disfrutar del Momento, Disfrutar
de la Vida. Son esas personas
queridas y los momentos disfrutados
con ellas las que hacen que merezcan la pena los malos momentos que podamos
pasar cuando los perdamos por la razón que sea. Lo que hemos de hacer siempre
es recordar lo bueno que nos han aportado en la vida y los buenos momentos que
nos han proporcionado, más que centrarnos en el dolor de la pérdida.
Yo
reconozco que nunca me había parado a pensar en esos otros quereres que podemos tener, pero una vez que lo he hecho, enseguida
he tenido claro quién es esa persona especial que sin ser familia, sin ser
pareja, siempre estará ahí cuando la necesite y para lo que la necesite porque me
lo ha demostrado estando siempre ahí en los malos y en los buenos momentos.
Puede que haya temporadas en las que nos veamos más y otras en las que nos
veamos menos, pero yo sé que me quiere y ella sabe que la quiero (aunque tiendo
a ser una esaboría a la hora de
mostrar mis afectos), ¿verdad?
Así
que este apapuche va para ti, muuuuuuuuak ;-D
Y
vosotr@s, ¿sois de los que tendéis a coleccionar “amigos” y cuantos más mejor?,
¿o preferís tener un reducido grupo al que cuidáis y queréis en especial?
Besos!!
¿Quieres continuar el camino? Ve al paso 12: Conecta con tu niño interior
¿Quieres recordar
el paso anterior? Ve al paso 10: Tómatelo con calma
O quizás prefieras
repasar lo andado hasta el momento… pasos 1 al 10
Jo!
ResponderEliminarMe acabas de dejar sin palabras. Soy de tu misma opinión, hoy se coleccionan "amigos"como antes coleccionamos sellos, en lugar de tomarnos nuestro tiempo en cuidarlos.
Voy a releerte detenidamente porque me parece que es una entrada para reflexionar
Bss