Todos
en mayor o menos medida padecemos un poquitín del síndrome de Diógenes.
Tendemos a acumular cosas, unas veces por
si acaso, por si lo pudiera necesitar, por si….; otras veces por recordar
un momento, un viaje, una celebración tendemos a guardar fotos, entradas, …; y
la mayor parte de las veces vete tú a saber por qué.
¿Acaso
alguien me puede explicar para qué sirven todas esas cosas que acumulamos en
los trasteros? Llevan años, lustros, décadas,…ahí y todos sabemos PERFECTAMENTE
que NUNCA MÁS VAMOS A UTILIZARAS. Entonces,….
¿Por
qué nos empeñamos en seguir guardándolas? Son parte de nuestro pasado que está
ocupando espacio en nuestro presente y que no nos dejan Disfrutar del Momento.
Y
no sólo espacio físico, sino espacio mental. ¿Cuántas veces no disfrutamos de
lo que estamos viviendo por estar todavía anclados en el pasado recordando
aquello que ya pasó? Aquellos “tiempos
pasados que pudieron o no ser mejores”, no nos dejan disfrutar el presente.
¿Cuántas
veces no hemos comprado algo, o llevado algo a casa, o…. porque “es que no
tengo sitio en casa”? Pero si conseguimos deshacernos de parte de esas cosas que
ya no necesitamos, dejaremos espacio (físico y mental) para aquellas cosas
nuevas que nos gusten en este momento presente.
Así
que, después de haber fracasado estrepitosamente en el paso anterior, me he
propuesto sacar Matrícula de Honor en este paso, porque lo reconozco….Me llamo
CAJÓN DESASTRE y me cuesta mucho tirar las cosas, ya que siempre creo que las
podré aprovechar para algo y tengo el FIRME CONVENCIMIENTO de que en el momento
en que tire algo, al día siguiente a no más tardar SEGURO, SEGURO que lo voy a
necesitar.
El
ejercicio consiste en hacer “limpia”. Pero “limpia” de verdad, no en cambiar
las cosas de sitio: del cajón al armario, del armario al trastero, del trastero
a un familiar o amigo que pueda necesitarlo, de este a….
No,
esa “limpia” no.
Se
trata de abrir todos los cajones y armarios de casa (¡¡no nos olvidemos del
trastero!!) y hacer tres montones: el de aquellas cosas que de verdad necesitemos
y utilicemos, que guardaremos donde estaban; el de aquellas cosas que no hayamos
usado desde un año o más y hacia las que no sintamos un vínculo emocional, que reciclaremos
o tiraremos; y el de aquellas cosas que no hayamos usado en el último año o
más, pero hacia las que sintamos un vínculo emocional que pondremos en el
montón del “depende”.
Una
vez guardado el primer montón, reciclado el segundo, tocará el momento de mirar
objetivamente el tercero y decidir si realmente merece la pena conservar esas
cosas que nos unen al pasado o si realmente son una carga y un lastre, en cuyo
caso nos desharemos de ellas y empezaremos a disfrutar del espacio nuevo que
hemos conquistado, tanto físico como emocional.
Y
vosotros, ¿sois de los que acumuláis o de los que lo tiráis todo que cuando
haga falta ya se comprará nuevo?
Besos!!
¿Quieres continuar el camino? Ve al paso 9: Siénte la tierra, conécta con la Naturaleza
¿Quieres recordar
el paso anterior? Ve al paso 7: Baila!
Pues no sabría en qué grupo encasillarme porque en mí se aunan por un lado una con un síndrome de Diógen y por otro lado una loca maniática compulsiva del orden con lo que ello conlleva, tengo épocas en las que tooooodoooooo lo guardo y luego otras en las que me da por limpiar, ordenar y tirarlo tooooodoooooo. Y cuando supero esta última me arrepiento de haber tirado cosas que pienso que me podrían haber servido y...... Vuelvo a caer en la fase de síndrome de Diógenes.....
ResponderEliminarPero creo que lo que propones está mejor :)
Voy a intentarlo.
Bss