Disfruta del momento… paso 26: Déjate llevar

 

Pero .. ¡¡qué fácil es Disfrutar el Momento cuando estamos de vacaciones, y si es veranito ya ni te cuento!! No hace falta tener en mente ningún paso, es que es desconectar el despertador para el resto de las vacaciones y como si al mismo tiempo hubiéramos accionado algún resorte secreto: nos relajamos, nos lo tomamos todo con más calma y vamos con la sonrisa puesta a todos los lados. Somos otros, somos esa persona que nos gustaría ser durante todo el año pero que por unas circunstancias u otras …

Eso sí, cuando toca volver a poner el despertador en marcha para retomar la rutina diaria, ¡¡qué cuesta arriba se nos hace!!

Unos días antes ya estamos pensando en lo que dejamos en el trabajo, la tarde anterior ya nos cambia la cara, por la noche nos cuesta conciliar el sueño y cuando suena el despertador, ¡ay, cuando suena el despertador! Desaparece el Dr. Jekyll y vuelve Mr. Hyde, ja, ja, ja.

¡Cómo se nota que tengo la “vuelta al cole” recientita!

Porque cuando estamos de vacaciones y, como ya dije el otro día, hacemos lo que nos apetece, cuando nos apetece, porque nos apetece y si nos apetece siendo más felices que unas lechugas hagamos mil cosas o no haciendo ninguna. Y eso es porque en esos momentos realmente Disfrutamos del Presente porque cuando nos dejamos llevar por lo que nos pide el cuerpo, lo que realmente pasa es que estamos conectados con nuestro cuerpo y nos dejamos llevar por lo que éste necesita: nos levantamos cuando nos apetece, comemos cuando nos apetece lo que nos apetece, … y nos dormimos cuando nos apetece (siempre y cuando el calor nos lo permita, je, je, je). Y así un día tras otro en el que sin necesidad de pensar al estar en sintonía con nuestro cuerpo le damos lo que éste nos pide y a cambio el nos lo agradece: estamos más guapos, más felices, no nos duele nada, …

 

Y ahora de vuelta de las vacaciones, empezamos a ir en contra de nuestro cuerpo, ya que lo que hacemos nos lo marca nuestro horario: el levantarnos, las comidas, el ejercicio, el descanso. Y entonces es cuando se manifiesta esa tan oída (y padecida) depresión postvacacional.

Por eso siempre nos aconsejan que hagamos un periodo de adaptación (como los niños cuando empiezan en la guardería o el cole) y que vayamos poco a poco. Pero además hemos de hacerle un hueco en nuestra agenda a nuestro cuerpo para que decida él qué es lo que le apetece (o no) hacer, para que no perdamos la conexión que hemos restablecido con él durante las vacaciones y que sigamos siendo esa versión tan fantástica de nosotros que somos durante las vacaciones.

 

Y si vemos que nos estamos desviando del camino, hagamos el ejercicio que acompaña a este paso: hay que buscar un momento al final del día, poner música que nos guste, recostarnos o ponernos cómodos y dejarnos llevar por ella sin pensar en nada, simplemente escuchándola. Al cabo de un rato cuando se haya parado el torbellino que suele ser nuestro cerebro y estemos disfrutando de la música, observemos que nos hace sentir esa música, cómo se comporta nuestro cuerpo ante ella: ¿sigue quieto?, ¿se mueve al ritmo de la música?, ¿o nos pide levantarnos y bailar?. Sea lo que sea, hagamos lo que nos está pidiendo el cuerpo y que sea éste el que disfrute.

Al cabo de un rato ya veréis cómo os encontráis relajados, felices y en sintonía con el Momento Presente. Así que … DISFRUTADLO y no dejéis que se pierda esa sensación de vacaciones veraniegas.

Por cierto, ¿qué vacaciones le habéis dado a vuestro cuerpo? ¿le habéis dejado hacer lo que le ha apetecido hacer cuando le ha apetecido hacerlo?, ¿o le habéis seguido olvidando como durante todo el año?

¡Ya me contaréis!

Besazos!!

 

 

¿Quieres continuar el camino? Ve al paso 27: Tipos de intuición

¿Quieres recordar el paso anterior? Ve al paso 25: Dibuja con la otra mano