Gracias a estos
pasos estoy descubriendo que gran parte del proceso de Disfrutar del Momento Presente se basa en la observación, en dar
una especie de paso atrás para tomar distancia ver qué sucede o qué sensaciones
nos produce y así utilizar dichas sensaciones para conectarnos con el momento
presente y sentirlo, vivirlo, disfrutarlo.
Así unas veces
nos hemos parado a mirar hacia nuestro interior y observar cómo realizamos procesos
que solemos realizar de forma automática, tales como pensar,
respirar, comer, …., y otras nos hemos parado a dirigir nuestra mirada hacia el exterior,
hacia aquello que nos rodea, como las personas o la Naturaleza.
Pues bien, el
paso de hoy se trata dirigir nuestra atención hacia fuera de nosotros y de
observar, pero de observar a lo grande. Y… ¿qué hay más grande que el Universo?
Pero lo malo de
este paso es que pilla hacerlo en mal momento.
Se trata de que
en una noche en el que el cielo esté despejado, nos vayamos a un sitio
tranquilo y nos tumbemos en el suelo para mirar el cielo y observar las
estrellas, cómo brillas y parpadean, perder nuestra mirada en la inmensidad del
Universo y observar qué sensaciones nos embargan.
¿Cómo nos
sentimos: los dueños del Universo o simples partículas minúsculas sin ningún
poder ni control sobre lo que nos rodea? Ante tanta inmensidad, ¿son nuestros
problemas personales tan grandes como creíamos o vemos que en comparación
resultan insignificantes?
Una vez explicado
el ejercicio, para empezar que conste que me he dado cuenta de que este librito
mío está empeñado en que coja una pulmonía ya que tanto cuando me pidió que sintiera la tierra como ahora, han coincidido con momentos en los que la climatología no ha
ayudado absolutamente nada. Ya me diréis que con lo que está lloviendo estos
días, con el viento y el frío, está la cosa para salir en plena noche a
tumbarse en algún sitio a observar el cielo tranquilamente… JA!!
Aclarado esto, y
con la firme intención de dar este paso en un momento futuro que se preste más
a ello climatológicamente hablando, os diré que pese a que tengo una memoria
pésima hay un momento que tengo grabado a fuego en ella y no soy la única que
lo tiene grabado.
Una cálida noche de verano, música new age, una
copa en la mano, dos hamacas mirando hacia el mar, sin apenas gente ni ruido en
el chiringuito de playa, un cielo lleno de estrellas y una luna …, bueno como
sólo puede ser la luna de Valencia. Sin necesidad de decir nada, sólo mirando
el cielo, la luna, oyendo la música tenue y el rumor de las olas…
Todavía recuerdo
la sensación de paz, de plenitud, de difundir amor al universo, de recibirlo de él y de compartirlo, de inmensidad y de pequeñez, de no
pensar absolutamente en nada, sólo sentir
el momento presente y disfrutarlo.
Así que aunque
ahora mismo no vaya a hacer este paso, es un paso que ya he dado antes y que sé
qué se siente al darlo y que sólo con recordarlo lo revivo. Y aunque el paso no
diga nada de darlo en compañía como lo di yo en su momento, os aconsejo que si
podéis, lo deis también acompañados por alguien especial ;-D
Y hasta que
llegue el momento de poder observar el cielo nocturno y mirar a lo lejos, estoy
dirigiendo mi mirada hacia maravillas tan cercanas como la que os enseñe hace
poco en FB e Instagram… un simple abejorro libando lilas!!
Pararse un
momento observar algo tan simple como un abejorro… podrá parecerle a alguien
una tontería, pero para mí fue todo un Momento
a Disfrutar de la belleza de la
Naturaleza.
Y vosotros,
¿tenéis algún momento de esos inolvidables de conexión con el Universo, la
Naturaleza, ….?
Besazos!!
¿Quieres recordar el paso
anterior? Ve al paso 48: Páratea meditar
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